
Hoy, día de Europa, justo 64 años después desde que Robert Schuman inspirase uno de los proyectos políticos más fascinantes que se pueda conocer, la Unión Europea, arranca la campaña de lo que van a ser las octavas elecciones al Parlamento Europeo. Aquel 9 de mayo de 1950, se sentaron los cimientos sobre los que hoy en día construimos nuestra casa, Europa, y que permitirán que sigamos haciéndolo democráticamente de aquí a tan sólo dos semanas.
El resultado de los comicios europeos trascenderá esta vez más allá de la composición de la Eurocámara. Fruto de la reforma operada por Lisboa, en un intento por legitimar el brazo ejecutivo de la Unión, la elección del Presidente de la Comisión quedará vinculada a la voluntad de la ciudadanía europea manifestada en las urnas. Se trata de un hecho sin precedentes que politizará más la actividad de los próximos cinco años del aparentemente complejo entramado institucional europeo.
Esencial es pues que participemos el próximo 25 de mayo en el acto más noble de la política, las elecciones, para darle forma a la Europa que los padres fundadores concibieron para asegurar la estabilidad de las generaciones venideras. Juntos podemos poner fin al constante déficit democrático que los comicios europeos han tendido desde su incepción otorgando a estas elecciones el valor que se merecen.
“Europa es una idea que necesita convertirse en sentimiento” decía desde Dublín el líder del grupo musical U2 en las primarias del Partido Popular Europeo. Y no le faltaba razón, y es que el grado de implicación es directamente proporcional a nuestro sentimiento de pertenencia.
De la doble escisión del Parlamento Europeo, izquierdas y derechas, europeístas y euroescépticos, es esta última la que late a día de hoy con más fuerza en el corazón de Europa. La proliferación de pequeños partidos contrarios a la idea de Europa, a los que el semanal “The Economist” acuñó con el nombre de “Tea Party Europeo” dado su carácter insurgente y revolucionario, ha teñido de euroescepticismo la pre-campaña con algunos comentarios de tinte xenófobo motivados en parte por el levantamiento de las últimas barreras a los países de la sexta ampliación, Rumanía y Bulgaria. Así encontramos a quienes ansían saltar del barco europeo y navegar a solas, integrados principalmente en el Grupo de Europa de la Libertad y la Democracia. Y otros más moderados, que no desean avanzar en el proceso de integración pero que sin embargo defienden la existencia de la Unión con fines meramente económicos
El partido proteccionista francés "Front national pour l'unité française" de Marine Le Pen, o el "Independence Party" de Nigel Farage del Reino Unido dicen estar convencidos de que sabrán movilizar a sus simpatizantes para acudir a las urnas y arrebatar de este modo los escaños de los que defienden la unidad en Europa. La consecuencia directa de esto último sería un estancamiento en el proceso de toma de aquellas decisiones ligadas al proyecto de construcción europea y, por tanto, una ralentización tanto del funcionamiento de las propias instituciones como del propio proceso de integración.
El mensaje del Partido Popular es claro al respecto, en palabras del candidato a la presidencia de la Comisión, Jean-Claude Juncker: “Si los jóvenes europeos no votan van a ser gobernados por los movimientos extremos que quieren rasgar la Unión Europea”. Y es que, el Partido Popular Europeo, desde el mismo Robert Schuman hasta Wilfried Martens, ha sido indiscutible protagonista en el desarrollo de la historia de la Unión Europea, y así debe seguir siéndolo. Erigiéndose como la principal fuerza política, el Partido Popular ha defendido en la Eurocámara la progresiva eliminación de barreras entre Estados miembros en búsqueda de una mayor integración que permita obtener el máximo rendimiento del mercado interior para todos sus integrantes.
Así lo ha demostrado en Bruselas y Estrasburgo durante la legislatura que cerramos. Apostando por estrechar los vínculos de solidaridad entre Estados miembros, el Partido Popular ha querido que tendiéramos juntos la escalera que nos permitiera salir del agujero en el que caímos después de que lo hiciera Lehman Brothers al otro lado del océano en septiembre del 2008 y del que parecía imposible salir.
¿La fórmula? Más Europa. Una Unión Bancaria como respuesta a la crisis financiera, y normas de coordinación presupuestaria mucho más estrictas encaminadas a una Unión Fiscal, predecesora de la definitiva Unión Política, como solución a la crisis de la deuda soberana. Y es precisamente en esto donde el Parlamento Europeo, como colegislador, ha materializado la fórmula más Europa a través de la aprobación de medidas de ineludible importancia tales como el Tratado de Estabilidad Coordinación y Gobernanza, el Semestre Europeo o el "two-pack" del Eurogrupo.

Resulta por tanto más que evidente la creciente importancia del Parlamento Europeo y del papel que desempeña en él el Partido Popular. Es por ello conveniente evitar hablar de “termómetro de las elecciones nacionales” al referirse a las europeas. Para lograr la máxima representatividad las elecciones al Parlamento Europeo no deben ser tratadas como un medio sino como un fin en sí mismo. De saltarnos este escalón será un distorsionado resultado incentivado por movimientos extremistas el que acabe tomando las decisiones por nosotros durante los próximos cinco años. Horizonte temporal sobre el que se difuminan nuevos retos y objetivos correspondientes a la nueva realidad y que necesitarán del impulso de nuestro partido para ser conseguidos, metas tales como: el relanzamiento del empleo juvenil, la lucha contra la desigualdad y con ello el salario mínimo europeo, la construcción de un mercado digital único, el desafío que representan las energías renovables o la culminación definitiva de las propuestas marcadas por Herman Van Rompuy para la consecución de una auténtica Unión Económica y Monetaria.
Es por ello primordial, para darle forma a todas estas iniciativas, una alta participación, nuestra participación. De ella va a depender la hoja de ruta de nuestro entorno más cercano, y es que las decisiones tomadas a nivel europeo son tan reales y cercanas como las nacionales o locales. En una Unión con más de 500 millones de habitantes, más que Estados Unidos y Rusia juntas, el acervo de la Unión representa más de un 70% de la legislación en vigor en cada uno de los veintiocho Estados miembros. El ordenamiento de la Unión ganará en legitimidad en la medida en que aumente la participación ciudadana, la cual dependerá de nuestro sentimiento de pertenencia y con ello nuestra implicación en las presentes elecciones. Esta misma idea es la que al fin y al cabo inspiró el eje central sobre el que pivotaba el Proyecto Spinelli, el cual hace treinta años sirvió de base para que todos nosotros pasáramos de ser meros agentes económicos a ser ciudadanos como sujetos políticos y agentes de la construcción europea. Estatuto que a día de hoy nos confiere, además de los derechos civiles y sociales, los derechos de participación política en la Unión como nacionales de uno de sus Estados miembros.
Por todo ello, por nuestro sentimiento europeo, por nuestro sentimiento popular, movilizaremos a nuestro electorado. Defenderemos los ideales europeístas heredados de los padres fundadores, y lo haremos como responsabilidad compartida con nuestros conciudadanos europeos, con aquéllos que defienden la libertad, la cohesión, la justicia, la igualdad y la solidaridad entre los pueblos de Europa.
El Partido Popular conseguirá que Europa coloree unida con fondo azul y doce estrellas doradas el marco de convivencia diseñado por Jean Monett. Para construir Europa debemos todos ser participes en los momentos decisivos, y éste es uno de ellos. Anhelando una democracia Europea, hermosas fueron las palabras del novelista francés Víctor Hugo, al decir: “Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados abiertos al comercio y los espíritus abriéndose a las ideas, en el que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos”.
Ahora es momento de votar. Es el momento de decidir por nosotros mismos la Europa en la que queremos vivir. Es nuestro momento. ACCIÓN, REACCIÓN, DECISIÓN.

Feliz día de Europa,
Miguel Verdeguer Segarra

MIGUEL VERDEGUER SEGARRA
Abogado y economista, Miguel Verdeguer Segarra cuenta con estudios de postgrado en Unión Europea por:
El Instituto Europeo, el King’s College de Londres, el College of Europe de Brujas y la Escuela Diplomática de España.
Presidente NNGG Ciutat Vella